jueves, 16 de mayo de 2013

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA-Gabriel García Márquez



-Había dicho: “Ya me sobrará tiempo para descansar cuando me muera, pero esta eventualidad no está todavía en mis proyectos”


-Se habían conocido en un hospital de caminantes de Port-au-Prince, donde ella había nacido y donde él había pasado sus primeros tiempos de furtivo, y lo siguió hasta aquí un año después para una visita breve, aunque ambos sabían sin ponerse de acuerdo que venía para quedarse para siempre.

-Ella se lo explicó: “Era su gusto”. Además, la clandestinidad compartida con un hombre que nunca fue suyo por completo, y en la que más de una vez conocieron la explosión instantánea de la felicidad, no le pareció una condición indeseable. Al contrario:  la vida le había demostrado que tal vez fuera ejemplar. 

-Sólo una persona sin principios podía ser tan complaciente con el dolor

-Decía que quienes los amaban en exceso eran capaces de las peores crueldades con los seres humanos. Decía que los perros no eran fieles sino serviles, que los gatos eran oportunistas y traidores, que los pavorreales eran heraldos de muerte, que las guacamayas no eran más que estorbos ornamentales, que los conejos fomentaban la codicia, que los micos contagiaban la fiebre de la lujuria, y que los gallos estaban malditos porque se habían prestado para que a Cristo lo negaran tres veces. 

-Pero si algo habían aprendido juntos era que la sabiduría nos llega cuando ya no sirve para nada.
-Él fue el primer hombre al que Fermina Daza oyó orinar. Lo oyó la noche de bodas en el camarote del barco que los llevaba a Francia, mientras estaba postrada por el mareo, y el ruido de su manantial de caballo le pareció tan potente e investido de tanta autoridad, que aumentó su terror por los estragos que temía. 

-Cuando se dio cuenta de sus primeros olvidos, apeló a un recurso que le había oído a uno de sus maestros en la Escuela de Medicina: “El que no tiene memoria se hace una de papel”

-El único consuelo, aún para alguien como él que había sido un buen hombre de cama, era la extinción lenta y piadosa del apetito venéreo: la paz sexual

-Aprovecha ahora que eres joven para sufrir todo lo que puedas—le decía—, que estas cosas no duran toda la vida

-No era el tipo de hombre que hubiera escogido. Sus espejuelos de expósito, su atuendo clerical, sus recursos misteriosos le habían suscitado una curiosidad difícil de resistir, pero nunca había imaginado que la curiosidad fuera otra de las tantas celadas del amor. 

-Aunque ya habían ocurrido algunos disturbios y la tropa cometía toda clase de abusos de escarmiento, Florentino Ariza seguía tan perplejo que no se enteraba del estado del mundo, y una patrulla militar lo sorprendió una madrugada perturbando la castidad de los muertos con sus provocaciones de amor. 

-En todo caso, sus mocedades en el hotel de paso no se redujeron a la lectura y la redacción de cartas febriles, sino que lo iniciaron en los secretos del amor sin amor.

-Ella se asustó, pues la primera advertencia que le hicieron para darle el empleo de barrendera fue que no intentara acostarse con los clientes. No tenía que decírselo, porque era de las que pensaban que la prostitución no será de acostarse por dinero, sino acostarse con desconocidos. 

-Todo él era un tributo a la ordinariez: la panza innoble, el habla enfática, las patillas de lince, las manos bastas con el anular sofocado por la montura de ópalo.

-“Lo único peor que la mala salud, es la mala fama”

-Así era: desde que se levantaba a las seis de la mañana, hasta que apagaba la luz del dormitorio, se consagraba a la pérdida del tiempo.

-Hildebranda se lo hizo notar, pero ella no lo admitió, porque nunca hubiera admitido la realidad de que Florentino Ariza, para bien o para mal, era lo único que le había ocurrido en la vida. 

-No se permitió el mal gusto de un remordimiento.

-Él puso todo su empeño en enseñarle las trapisondas que había visto hacer a otros por los agujeros del hotel de paso, así como las fórmulas teóricas pregonadas por Lotario Thugut en sus noches de juerga. La incitó a dejarse ver mientras hacían el amor, a cambiar la posición convencional del misionero por la de la bicicleta de mar, o la del pollo a la parrilla , o del ángel descuartizado, y estuvieron a punto de inventar algo distinto en una hamaca. Fueron lecciones estériles. Pues la verdad es que ella era una aprendiza temeraria, pero carecía de talento mínimo para la fornicación dirigida. Nunca entendió los encantos de la serenidad en la cama, ni tuvo un instante de inspiración, y sus orgasmos eran inoportunos y epidérmicos: un polvo triste. Florentino Ariza vivió mucho tiempo en el engaño de ser el único, y ella se complacía en que lo creyera, hasta que tuvo la mala suerte de hablar dormida. Poco a poco, oyéndola dormir, él fue recomponiendo a pedazos la carta de navegación de sus sueños, y se metió por entre las islas numerosas de su vida secreta. Así se enteró de que ella no pretendía casarse con él, pero se sentía ligada a su vida por la gratitud inmensa de que la hubiera pervertido. Muchas veces se lo dijo: -Te adoro porque me volviste puta. 

-Le había enseñado que nada de lo que se haga en la cama es inmoral si contribuye a perpetuar el amor. 

-La convenció de que uno viene al mundo con sus polvos contados, y los que no se usan por cualquier causa, propia o ajena, voluntaria o forzosa, se pierden para siempre. 

-Rico no—dijo--: soy un pobre con plata, que no es lo mismo 

-… quién repitió hasta el último aliento que no había nadie con más sentido práctico, ni picapedreros más empecinados ni gerentes más lúcidos y peligrosos que los poetas. 

-Lo único que me duele de morir es que no sea de amor

-… y sólo entonces había comprendido que un hombre sabe cuándo empieza e envejecer porque empieza a parecerse a su padre. 

-De esa época venían sus teorías más bien simplistas sobre la relación entre el físico de las mujeres y sus aptitudes para el amor. Desconfiaba del tipo sensual, las que parecían capaces de comerse crudo a un caimán de aguja, y que solían ser las más pasivas en la cama. Su tipo era el contrario: esas ranitas escuálidas por las que nadie se tomaba el trabajo de volverse a mirar en la calle, que parecían quedar en nada cuando se quitaban la ropa, que daban lástima por el crujido de los huesos al primer impacto, y sin embargo podían dejar listo para el cajón de la basura el más hablador de los machucantes. 

-Decía: “Me tratas como si fuera uno más”. Ella soltaba la risa de hembra libre, y decía: “Al contrario: como si fueras uno menos”. Pues él quedaba con la impresión de que todo se lo llevaba ella con una voracidad mezquina, y se le reovlvía el orgullo y salía de la casa con la determinación de no volver. Pero de pronto despertaba sin causa, con la lucidez tremenda de la soledad en medio de la noche, y el recuerdo del amor ensimismado de Ausencia Santander se le revelaba como lo que era: una trampa de la felicidad que él ab aborrecía y anhelaba al mismo tiempo, pero de la cual era imposible escapar. 

-Tenía razón: no había peor enemigo de los amores secretos que un coche esperando en la puerta.

-No sabes la vaina en la que te has metido conmigo—gritaba muerta de risa en la fiebre del carnaval--. Soy una loca de manicomio

-No—le dijo--. Me sentiría como acostándome con el hijo que nunca tuve.

-Le aconsejó que llorara cuanto quisiera, sin pudor, pues nada aliviaba como el llanto, pero le sugirió que se aflojara el corpiño para llorar. Él se apresuró a ayudarla, porque el corpiño estaba ajustado a la fuerza en la espalda con una larga costura de cordones cruzados. No tuvo que terminar, pues el corpiño acabó de soltarse solo por la presión interna, y la tetamenta astronómica respiró a sus anchas. 

-Sin embargo, aquella primera experiencia, aunque cruel y efímera, no le dejó ninguna amargura, sino la convicción deslumbrante de que con matrimonio o sin él, sin Dios o sin ley, no valía la pena vivir si no era para tener un hombre en la cama. 

-En la plenitud de sus relaciones, Florentino Ariza se había preguntado cuál de los dos estados sería el amor, el de la cama turbulenta o el de las tardes apacibles de los domingos, y Sara Noriega lo tranquilizó con el argumento sencillo de que todo lo que hicieran desnudos era amor. Dijo: “Amor del alma de la cintura para arriba y amor del cuerpo de la cintura para abajo”. 

-Por obra y gracia de un matrimonio de interés con un hombre que no quiere—lo interrumpió Sara Noriega--. Esa es la manera más baja de ser puta. 

-En circunstancias menos amargas hubiera persistido en los asedios a Sara Noriega, seguro de terminar la noche volcándose con ella en la cama, pues estaba convencido de que una mujer que se acuesta con un hombre una vez seguirá acostándose con él cada vez. 

-Decía: “El problema del matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que volver a reconstruirlo todas las mañanas antes del desayuno”

-“Al pobre y al feo, todo se les va en deseo”

-Sin embargo, no sólo fue el recuerdo de ella el que lo acompañó aquella noche en la fiesta que les ofreció Leona Cassiani. Lo acompañó el recuerdo de todas: tanto las que dormían en el cementerio, pensando en él a través de las rosas que les sembraba encima, como las que todavía apoyaban la cabeza sobre la misma almohada en que dormía el marido con los cuernos dorados bajo la luna. A falta de una deseó estar con todas al mismo tiempo, como siempre que estaba asustado.  Pues aun en sus épocas más difíciles y en sus momentos peores, había mantenido algún vínculo por débil que fuera, con las incontables amantes de tantos años: siempre siguió el hilo de sus vidas. 

-Infieles, pero no desleales

-Con ella aprendió Florentino Ariza lo que ya había padecido muchas veces sin saberlo: que se puede estar enamorado de varias personas a la vez, y de todas con el mismo dolor, sin traicionar a ninguna.

-El corazón tiene más cuartos que un hotel de putas. 

-Alguien: hombre o mujer, porque Andrea Varón no se detenía en minucias de esa índole en los desórdenes del amor.

-Florentino Ariza había violado por ella su principio sagrado de no pagar, y ella había violado el suyo de no hacerlo gratis ni con el esposo. 

-Alguna vez él le había dicho algo que ella no podía concebir: los amputados sienten dolores, calambres, cosquillas, en la pierna que ya no tienen. Así se sentía ella sin él, sintiéndolo estar donde ya no estaba.              

-Pero la rabia volvía siempre, y muy pronto se dio cuenta de que el deseo de olvidarlo era el más fuerte estímulo para recordarlo. 

-Recuerda siempre que lo más importante de un buen matrimonio no es la felicidad sino la estabilidad.

Rayuela - Julio Cortázar







"convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico"

“Conocía de sobra algunos comunistas de Buenos Aires y de París, capaces de las peores vilezas pero rescatados en su propia opinión por “la lucha”, por tener que levantarse a mitad de la cena para correr a una reunión o completar una tarea. En esas gentes la acción social se parecía demasiado a una coartada, como los hijos suelen ser la coartada de las madres para no hacer nada que valga la pena en esta vida, como la erudición con  anteojeras sirve para no enterarse de que en la cárcel de la otra cuadra siguen guillotinando a tipos que no deberían ser guillotinados”

“Mi fuerza está en mi debilidad”

“Las grandes decisiones las he tomado siempre como máscaras de fuga”

“Lo otro giraba ceremoniosamente, resolviéndose en tiempo o en espacio o en comportamiento, sin violencia, por cansancio –como el fin de sus aventuras sentimentales—o por una lenta retirada como cuando se empieza a visitar cada vez menos a un amigo, leer cada vez menos a un poeta, ir cada vez menos a un café, dosando suavemente la nada para no lastimarse”

“Alguna vez había creído en el amor como enriquecimiento, exaltación de las potencias intercesoras. Un día se dio cuenta de que sus amores eran impuros porque presuponían esa esperanza, mientras que el verdadero amante amaba sin esperar nada fuera del amor, aceptando ciegamente que el día se volviera más azul y la noche más dulce y el tranvía menos incómodo”

“Hasta de la sopa hago una operación dialéctica”

“Me interesan mucho las conductas de mis conocidos, es siempre más apasionante que los problemas de ajedrez”

“Por qué, con tus encantamientos infernales, me has arrancado a la tranquilidad de mi primera vida… El sol y la luna brillaban para mí sin artificio; me despertaba entre apacibles pensamientos, y al amanecer plegaba mis hojas para hacer mis oraciones. No veía nada de malo, pues no tenía ojos; no escuchaba nada de malo, pues no tenía oídos; ¡Pero me vengaré!”

“Es triste llegar a un momento de la vida en que es más fácil abrir un libro en la página 96 y dialogar con su autor, de café a tumba, de aburrido a suicida, mientras en las mesas de al lado se habla de Argelia, de Adenauer, de Mijanou Bardot, de Guy Trébert, de Sidney Bechet, de Michel Butor, de Nabokov, de Zao-Wu-Ki, de Louison Bobet, y en mi país los muchachos hablan, ¿de qué hablan los muchachos en mi país?”

“No, viejo, eso se hace más bien del otro lado del mar, que no conocés. Hace rato que no me acuesto con las palabras. Las sigo usando, como vos y como todos, pero las cepillo muchísimo antes de ponérmelas”

“Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciéndonos o aleccionándonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario, la cara que mira hacia atrás abre grande grandes los ojos, la verdadera cara se borra poco a poco como en las viejas fotos y Jano es de golpe cualquiera de nosotros”

“Y no le hablo con las palabras que sólo han servido para no entendernos, ahora que ya es tarde empiezo a elegir otras, las de ella, las envueltas en eso que ella comprende y que no tiene nombre, auroras y tensiones que crispan el aire entre dos cuerpos o llenan de polvo de oro una habitación o un verso”

“Y no lo sabe, igualita a la golondrina. No necesita saber como yo, puede vivir en el desorden sin que ninguna conciencia de orden la retenga. Ese desorden que es su orden misterioso, esa bohemia del cuerpo y el alma que le abre de par en par las verdaderas puertas. Su vida no es desorden más que para mí, enterrado en prejuicios que desprecio y respeto al mismo tiempo”

“Solo viviendo absurdamente se podría romper alguna vez este absurdo infinito”

“Hay ausencias que representan un verdadero triunfo”

“Si—dijo la maga—. Si hablamos de amor hablamos de sexualidad. Al revés ya no tanto. Pero la sexualidad es otra cosa que el sexo, me parece.”

“Siempre extraña el ozono de la calle—dijo Ronald, furioso—. Es como un caballo, sólo adora las cosas puras y sin mezcla. Los colores primarios, la escala de siete notas. No es humana, creeme”

“¿A vos no te pasa que te despertás a veces con la exacta conciencia de que en ese momento empieza una increíble equivocación?”

“Le había sonreído, como si tratara de comprender. A lo mejor… Su mano encontró la de Oliveira cuando al mismo tiempo se agachaban para levantar el cobertor. Toda esa tarde él asistió otra vez, una vez más, una de tantas veces más, testigo irónico y conmovido de su propio cuerpo, a las sorpresas, los encantos y las decepciones de la ceremonia.”

“Quizás la arteriesclerosis, el avance de la edad acentúan esa tendencia—un poco misantrópica, me temo – a exaltar el ethos y descubrir (en mi caso es un descubrimiento bien tardío) que los órdenes estéticos son más un espejo que un pasaje para la ansiedad metafísica.”

“La mejor calidad de mis antepasados es la de estar muertos; espero modesta pero orgullosamente el momento de heredarla”

“El hombre es el animal que pregunta. El día en que verdaderamente sepamos preguntar, habrá dialogo. Por ahora las preguntas nos alejan vertiginosamente de las respuestas ¿Qué epifanía nos podemos esperar si nos estamos ahogando en la más falsa de las libertades, la dialéctica judeocristiana? Nos hace falta un Novum Organum de verdad, hay que abrir de par en par las ventanas y tirar todo a la calle, pero sobre todo hay que tirar también la ventana, y nosotros con ella. Es la muerte o salir volando. Hay que hacerlo, de alguna manera hay que hacerlo. Tener el valor de entrar en mitad de las fiestas y poner sobre la cabeza de la relampagueante dueña de casa un hermoso sapo verde, regalo de la noche, y asistir sin horror a la venganza de los lacayos.”

“Parecía especializarse en causas perdidas. Perderlas primero, y después largarse atrás como un loco”

“Ponele que eso que llamás ambición no pueda fructificar más que en la renuncia. ¿Te gusta la fórmula? No es eso, pero lo que yo quisiera decir es justamente indecible.”

“Es así, Rocamadour: En París somos como hongos, crecemos en los pasamanos de las escaleras, en piezas oscuras donde huele a sebo, donde la gente hace todo el tiempo el amor y después fríe huevos y pone discos de Vivaldi, enciende los cigarrillos y habla como Horacio y como Gregorovius y Wong y yo, Rocamadour, y como Perico y Ronald y Babs, todos hacemos el amor y freímos huevos y fumamos, ah, no puedes saber todo lo que fumamos, todo lo que hacemos el amor, parados, acostados, de rodillas, con las manos, con las bocas, llorando o cantando y afuera hay de todo, las ventanas dan al aire y eso empieza con un gorrión o una gotera, llueve muchísimo aquí, Rocamadour, mucho más que en el campo, y las cosas se herrumbran, las canaletas, las patas de las palomas, los alambres con que Horacio fabrica esculturas. Casi no tenemos ropa, nos arreglamos con tan poco, un buen abrigo, unos zapatos en los que no entre el agua, somos muy sucios, todo el mundo es muy sucio y hermoso en París, Rocamadour, las camas huelen a noche y a sueño pesado, debajo hay pelusas y libros”

“¿Cómo le podés tener lástima a una gata, a una leona? Máquinas de vivir, perfectos relámpagos. Mi única culpa es no haber sido lo bastante combustible para que a ella se le calentaran a gusto las manos y los pies. Me eligió como una zarza ardiente, y he aquí le resulto un jarrito de agua en el pescuezo. Pobrecita, carajo”

“En ese segundo, con la omnisciencia del semisueño, medí el horror de lo que tanto maravilla y encanta a las religiones: la perfección eterna del cosmos, la revolución inacabable del globo sore su eje. Náusea, sensación insoportable de coacción. Estoy obligado a tolerar que el sol salga todos los días. Es monstruoso. Es inhumano.”

“La gente se cree amiga porque coincide algunas horas por semana en un sofá, una película, a veces una cama, o porque le toca hacer el mismo trabajo en la oficina. De muchacho, en el café, cuantas veces la ilusión de la identidad con los camaradas nos hizo felices. Identidad con hombres y mujeres de los que conocíamos apenas una manera de ser, una forma de entregarse, un perfil.”

“No, pero pensándolo francamente, lo más absurdo de estas vidas que pretendemos vivir es su falso contacto. Órbitas aisladas, de cuando en cuando dos manos que se estrechan, una charla de cinco minutos, un día en las carreras, una noche en la ópera, un velorio donde todos se sienten un poco más unidos (y es cierto, pero se acaba a la hora de la soldadura). Y al mismo tiempo uno vive convencido de que los amigos están ahí, de que el contacto existe, de que los acuerdos o los desacuerdos son profundos y duraderos.”

“Como nos odiamos todos, sin saber que el cariño es la forma presente de ese odio, y cómo la razón del odio profundo es esta excentración, el espacio insalvable entre yo y vos, entre esto y aquello.”

“Todo cariño es un zarpazo ontológico, che, una tentativa para apoderarse de lo inapoderable”

“Yo no lloro—dijo Talita—. Casi nunca lloro, te juro. Lloran las gentes como Gekrepten, que está subiendo por la escalera llena de paquetes. Yo soy como el ave cisne, que canta cuando se muere—dijo Talita—. Estaba en un disco de Gardel”

“No son razones, son demostraciones perfectamente objetivas. Vos tendés a moverte en el continuo, como dicen los físicos, mientras que yo soy sumamente sensible a la discontinuidad vertiginosa de la existencia”

“Música, melancólico alimento para los que vivimos de amor!!”

“Estúpido—dice Talita besándolo en la oreja—. Esto no va a durar siempre, esto no va a durar siempre… Esto no debería durar ni un minuto más.”

“Las amputaciones violentas son malas, después te duele el muñón toda la vida”

“Nos conformamos con demasiado poco. Cuando los amigos se entienden bien entre ellos, cuando los amantes se entienden bien entre ellos, cuando las familias se entienden bien entre ellas, entonces nos creemos en armonía. Engaño puro, espejo para alondras. A veces siento que entre dos que se rompen la cara a trompadas hay mucho más entendimiento que entre los que están ahí mirando desde afuera”

“La explicación es un error bien vestido”

“Haber creído ver a la Maga era menos amargo que la certidumbre de que un deseo incontrolable la había arrancado del fondo de eso que definían como subconsciencia y proyectado contra la silueta de cualquiera de las mujeres de a bordo”

“Hasta el momento había creído que podía permitirse el lujo de recordar melancólicamente ciertas cosas, evocar a su hora y en la atmósfera adecuada determinadas historias, poniéndoles fin con la misma tranquilidad con que aplastaba el pucho en el cenicero”

“Sin experiencia, sin verdaderas ganas, sin nada: el hombre era verdaderamente el animal que se acostumbra hasta a no estar acostumbrado”



jueves, 21 de febrero de 2013

LA SENDA DEL CHAMAN- Raúl de la Rosa






Apartes del libro, importantes y aportantes

-La crueldad no radica en lo que perdemos, sino en lo que no ganamos

-Todos sufrimos pérdidas a lo largo de nuestra vida, pero lo que realmente nos marca es lo que pudimos hacer y no hicimos.

-Casi siempre volvemos al punto de origen, casi siempre pero el que regresa no es el mismo que partió

-Huélelo, así siempre lo recordarás; los olores nos indican más que el aspecto de las cosas.

-Soñar no cuesta mucho. Modificar la realidad ya es otra cosa.

-La vida es un sueño; pero uno de mis mayores sueños quizá sea despertar de ese mismo sueño.

-Lo que se nos muestra como realidad tal vez no sea más que esa fantasía que decías, no más que un sueño del que debemos despertar para percibir la verdadera realidad.

-Los defectos hacen incluso más entrañables a las personas queridas.

-Por el este sale el sol, que da luz y paz; el sur es el calor; el oeste trae la lluvia y el frío; y el ventoso norte da fuerza y coraje.

-El cuerpo es perecedero, pero el alma es permanente, y es a ella a quien hay que prestar especial atención.

-Es mejor vivir entre el gentío y ansiar una existencia solitaria que llevar una vida solitaria y desear permanentemente estar acompañado-concluyó Yashat

 -Aunque durante ese tiempo traté de no forjarme una idea preconcebida, la imaginación sigue su propia dinámica y crea mitos que luego, contrastados con la realidad, se desmorronan.

-Nunca entendió una guerra sin honor, y por eso dejó de luchar en esas, según él, absurdas guerras en que unos mataban a otros para, poco tiempo después, luchar junto a ellos contra los que hace poco eran sus compañeros de armas. Aquella barbarie acabó desquiciándolo. <Es un mundo enloquecido, que me ha enloquecido>, decía con tristeza

- La sabiduría es un bien común a toda la humanidad, en todas partes florece. Las semillas están ahí esperando una pequeña gota de agua para resurgir esplendorosas –dijo, sin volverse hacia mí.

EL MISTERIO DE LA LAGUNA NEGRA- Thomas H. Cook



Apartes del libro importantes y aportantes
-Pero lo cierto es que en mi juventud, los días parecían no acabar nunca, y yo los arrastraba como si fueran cadenas con bolas de hierro en sus extremos.

-Cada norma me golpeaba como un latigazo y, a veces, por la noche, sentía que mi vida entera yacía enterrada bajo un pesado manto de obligaciones absurdas y reglas trasnochadas.

-El artista debe seguir sólo sus pasiones. Todo lo demás es como una soga que le oprime el cuello.

-Nunca he ocultado las razones de mi decisión. Decidí educar a mi hija como estimé más conveniente. ¿Con que propósito? Con ningún otro que el de procurar que viviera una vida libre de  la influencia limitadora de cualquier pueblo o nación, desligada de las falsas ataduras de la costumbre, la ideología o la sangre.

-Era un mundo totalmente opuesto al que me habían enseñado a respetar, en el que todo parecía estar patas arriba. El autocontrol se convertía en una forma de esclavitud, las promesas y los contratos eran meros inventos para subyugar el espíritu, la ley moral no tenía más valor que la moda pasajera. Más que cualquier otra cosa, era un mundo en el que hasta los males más oscuros parecían revestidos de cierta dignidad extraña y sombría.

-Le hablé de lo que la vida debe ser, de las cumbres que de be alcanzar, de las pasiones que debe incorporar, todo ello con la esperanza de que pudiera algún día llegar a vivir libre como un pájaro. Porque la vida es mejor cuando se vive al borde de la locura.

-Que seríamos felices-- dije, enfadado--. Si fuéramos libres para hacer lo que quisiéramos, ¿o crees tú que seríamos felices?

-Que la carencia es nuestro destino y que la fe es lo que empleamos para calmar sus horribles zarpazos.

-Lo inevitable me sorprende tan poco como lo que sucede de manera inesperada.

-Pues aún no sabemos por qué, dada la brevedad de la vida, lo profundo de nuestras necesidades y la fuerza de nuestras pasiones, no perseguimos nuestra felicidad individual como un celo aniquilador sin preocuparnos de nada más. Sólo sabeos que no lo hacemos, y que toda nuestra bondad, nuestra única posibilidad de gloria, reside en es inexplicable devoción a las demás cosas.

- La vida que tanto apreciábamos no era más que un punto de luz, un minúsculo haz de conciencia, de una fragilidad sin límites, breve, insostenible, y en eso las grandes vidas y las pequeñas estaban igualadas, todas unidas con delicadeza por un mero aliento común.