jueves, 21 de febrero de 2013

LA SENDA DEL CHAMAN- Raúl de la Rosa






Apartes del libro, importantes y aportantes

-La crueldad no radica en lo que perdemos, sino en lo que no ganamos

-Todos sufrimos pérdidas a lo largo de nuestra vida, pero lo que realmente nos marca es lo que pudimos hacer y no hicimos.

-Casi siempre volvemos al punto de origen, casi siempre pero el que regresa no es el mismo que partió

-Huélelo, así siempre lo recordarás; los olores nos indican más que el aspecto de las cosas.

-Soñar no cuesta mucho. Modificar la realidad ya es otra cosa.

-La vida es un sueño; pero uno de mis mayores sueños quizá sea despertar de ese mismo sueño.

-Lo que se nos muestra como realidad tal vez no sea más que esa fantasía que decías, no más que un sueño del que debemos despertar para percibir la verdadera realidad.

-Los defectos hacen incluso más entrañables a las personas queridas.

-Por el este sale el sol, que da luz y paz; el sur es el calor; el oeste trae la lluvia y el frío; y el ventoso norte da fuerza y coraje.

-El cuerpo es perecedero, pero el alma es permanente, y es a ella a quien hay que prestar especial atención.

-Es mejor vivir entre el gentío y ansiar una existencia solitaria que llevar una vida solitaria y desear permanentemente estar acompañado-concluyó Yashat

 -Aunque durante ese tiempo traté de no forjarme una idea preconcebida, la imaginación sigue su propia dinámica y crea mitos que luego, contrastados con la realidad, se desmorronan.

-Nunca entendió una guerra sin honor, y por eso dejó de luchar en esas, según él, absurdas guerras en que unos mataban a otros para, poco tiempo después, luchar junto a ellos contra los que hace poco eran sus compañeros de armas. Aquella barbarie acabó desquiciándolo. <Es un mundo enloquecido, que me ha enloquecido>, decía con tristeza

- La sabiduría es un bien común a toda la humanidad, en todas partes florece. Las semillas están ahí esperando una pequeña gota de agua para resurgir esplendorosas –dijo, sin volverse hacia mí.

EL MISTERIO DE LA LAGUNA NEGRA- Thomas H. Cook



Apartes del libro importantes y aportantes
-Pero lo cierto es que en mi juventud, los días parecían no acabar nunca, y yo los arrastraba como si fueran cadenas con bolas de hierro en sus extremos.

-Cada norma me golpeaba como un latigazo y, a veces, por la noche, sentía que mi vida entera yacía enterrada bajo un pesado manto de obligaciones absurdas y reglas trasnochadas.

-El artista debe seguir sólo sus pasiones. Todo lo demás es como una soga que le oprime el cuello.

-Nunca he ocultado las razones de mi decisión. Decidí educar a mi hija como estimé más conveniente. ¿Con que propósito? Con ningún otro que el de procurar que viviera una vida libre de  la influencia limitadora de cualquier pueblo o nación, desligada de las falsas ataduras de la costumbre, la ideología o la sangre.

-Era un mundo totalmente opuesto al que me habían enseñado a respetar, en el que todo parecía estar patas arriba. El autocontrol se convertía en una forma de esclavitud, las promesas y los contratos eran meros inventos para subyugar el espíritu, la ley moral no tenía más valor que la moda pasajera. Más que cualquier otra cosa, era un mundo en el que hasta los males más oscuros parecían revestidos de cierta dignidad extraña y sombría.

-Le hablé de lo que la vida debe ser, de las cumbres que de be alcanzar, de las pasiones que debe incorporar, todo ello con la esperanza de que pudiera algún día llegar a vivir libre como un pájaro. Porque la vida es mejor cuando se vive al borde de la locura.

-Que seríamos felices-- dije, enfadado--. Si fuéramos libres para hacer lo que quisiéramos, ¿o crees tú que seríamos felices?

-Que la carencia es nuestro destino y que la fe es lo que empleamos para calmar sus horribles zarpazos.

-Lo inevitable me sorprende tan poco como lo que sucede de manera inesperada.

-Pues aún no sabemos por qué, dada la brevedad de la vida, lo profundo de nuestras necesidades y la fuerza de nuestras pasiones, no perseguimos nuestra felicidad individual como un celo aniquilador sin preocuparnos de nada más. Sólo sabeos que no lo hacemos, y que toda nuestra bondad, nuestra única posibilidad de gloria, reside en es inexplicable devoción a las demás cosas.

- La vida que tanto apreciábamos no era más que un punto de luz, un minúsculo haz de conciencia, de una fragilidad sin límites, breve, insostenible, y en eso las grandes vidas y las pequeñas estaban igualadas, todas unidas con delicadeza por un mero aliento común.