miércoles, 15 de enero de 2014

Como agua para chocolate - Laura Esquivel




Total todo podía ser verdad o mentira, dependiendo de que uno se creyera las cosas verdaderamente o no. Por ejemplo, todo lo que había imaginado sobre la suerte de Tita no había resultado cierto.

¿Pero qué es la decencia? ¿Negar todo lo que uno quiere verdaderamente? Ojalá que nunca hubiera crecido, ni conocido a Pedro, ni tuviera que desear no estar embarazada de él. Ojalá que su madre dejara de atormentarla, de toparse con ella por todos los rincones y de gritarle lo indigno de su proceder. ¡Ojalá que Esperanza se casara, sin que Rosaura lo pudiera impedir y nunca conociera de estas angustias y dolores! ¡Ojalá que esta niña tuviera la fuerza que había tenido Gertrudis para huir de la casa, en caso de ser necesario! ¡Ojalá que Gertrudis regresara a casa, para darle a Tita el apoyo que tanto necesitaba en estos momentos! Pidiendo estos deseos introdujo el muñeco en la rosca y la dejó sobre la mesa, para que siguiera aumentando su tamaño.

-¡La verdad! ¡La verdad! Mira Tita, la mera verdad es que la verdad no existe, depende del punto de vista de cada quien. Por ejemplo, en tu caso la verdad podría ser que Rosaura se casó con Pedro, a la mala, sin importarle un comino que ustedes verdaderamente se querían, ¿verdad que no miento?

-Tita, no me importa lo que hiciste, hay acciones en la vida a las que no hay que darles tanta importancia, si éstas no modifican lo esencial. Lo que me dijiste no cambió mi manera de pensar y te repito que me encantaría ser el compañero de toda tu vida, pero quiero que pienses muy bien si ese hombre soy yo o no. Si tu respuesta es afirmativa, celebraremos la boda dentro de unos días. Si no, yo seré el primero en felicitar a Pedro y pedirle que te dé el lugar que te mereces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario